Las necesidades familiares que surgen en la sociedad actual, así como las innumerables posibilidades que ofrecen los centros educativos para su utilización en el tiempo de ocio de los más pequeños; componen el núcleo esencial de este nuevo proyecto que afrontamos desde la comunidad educativa, para los niñ@s y con la Administración Pública.
Debemos entender que cada vez es más importante, no sólo adquirir nuevos conocimientos, si no perseguir una formación integral de nuestra persona. Del mismo modo que esta formación debe ir más allá de los entornos educativos convencionales que utilizábamos hasta ahora.
Así pues, como responsables directos del proceso de construcción personal de nuestros hij@s, debemos contribuir a la inclusión en el sistema educativo de nuevas fórmulas o mecanismos que permitan un aprendizaje útil, contextualizado y significativo para ell@s.
Esta es una oportunidad única para conseguirlo y la herramienta que vamos a utilizar es el juego, ya que, aunque a los más obsoletos pueda parecerles sorprendente, esta expresión cultural innata al ser humano es una fuente inagotable de conocimiento, para el docente a la hora de analizar las conductas del niñ@, y para el aprendiz porque es imposible jugar sin desarrollarse motriz, sensitiva y cognitivamente.
Pero lo más importante, a pesar de todo lo que podamos pretender los “no niñ@s”, es que los protagonistas de este proyecto, nuestros hij@s, disfruten de las vacaciones más divertidas y sorprendentes de su infancia; este es el único modo de que mantengan viva la ilusión que mañana será el germen de la sociedad del futuro.